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miércoles, 30 de abril de 2008

Anorexia y Bulimia desde la Grafología


Anorexia y Bulimia desde la Grafología
Una patología social desde el punto de vista grafológico

La anorexia y bulimia son los llamados trastornos de la alimentación que han cobrado inusitada relevancia en los últimos años en nuestra sociedad, en la sociedad del bienestar. En cambio, son enfermedades que vienen produciéndose desde hace siglos. En la historia de los trastornos alimentarios se rastrean casos desde la antigüedad. El comer abundantemente era privilegio de pocas personas, de ahí que el sobrepeso, la obesidad, eran signo de salud, belleza y poder. Curiosamente uno de los primeros casos de anorexia relatados a través de los síntomas está fechado a principios del siglo IX y se trataba de un varón. Son malestares que actualmente se producen más en las mujeres, siendo la proporción de cinco a uno con respecto de los varones.
Los momentos en que la anorexia y la bulimia se reactivan es a comienzos del verano, por aquello del cuerpo, y en las fechas navideñas donde la convocatoria es respecto a la unión familiar en torno a la comida.
Las conductas alimentarias en las personas están reguladas por mecanismos automáticos en el Sistema Nervioso Central (SNC). La sensación de hambre procede tanto de estímulos metabólicos, como de receptores periféricos situados en la boca o en el tubo digestivo. Al cesar los estímulos aparece la sensación de saciedad y se detiene el proceso. Las personas normalmente presentan reacciones adaptadas a los estímulos de hambre y de sed, con respuestas correctas hacia la saciedad.
El lugar donde radican los centros del apetito es el hipotálamo, pero es a través de la corteza cerebral donde se establecen mecanismos mucho más complejos relacionados con la alimentación, que están vinculados a experiencias previas. Este proceso puede parecer automático y elemental, sin embargo, no sólo son aspectos biológicos los que condicionan la conducta de la alimentación, sino otros mucho mas complejos relacionados con la cultura, el aprendizaje de hábitos y las experiencias psicológicas, por ejemplo: los sentimientos de seguridad bienestar y afecto que se experimenta a través del pecho materno en la lactancia.
Por otra parte, el acto de comer es eminentemente social y cultural, ya que la forma de comer y las características de los alimentos, pueden definir a los diferentes grupos culturales. En la actualidad, el acto de comer sigue siendo un fenómeno de comunicación social, a través de la comida el grupo se siente identificado, por lo que en la mayoría de los actos sociales ocupa un lugar preferente, es un agasajo.
Este proceso puede verse alterado por factores psicológicos, sociales, religión, cultura, moda, etc.
Primero debemos considerar que existe un trastorno de alimentación cuando una persona dispone que la comida sea el centro de atención de su vida, esto es, que la actividad de una persona gira alrededor de la alimentación, así como su mundo de relación - inhibición de contactos personales porque se va a comer alimentos que engordan, o la tentación de devorarlos-
Las personas que giran sobre la alimentación, ponen en la comida un significante particular de acuerdo a factores psicológicos y evolutivos determinados, hasta el punto que les otorga una forma de ser que de otra forma tienen dificultad en conseguirlo, haciendo que los actos y pensamientos que forman parte de su cotidianidad se conviertan en dependientes de esa idea que, a modo de parásito, ataca con fuerza y hostilidad en cada situación a la persona que lo sufre.
De esta forma, la comida es el motor por el cual se concurre o no a un evento, se vitan los encuentros con los amigos, las horas de las comidas, se dejan de frecuentar restaurantes que ofrecen determinado tipo de alimentos, otras personas que buscan ansiosamente cualquier cosa que se puedan meter en la boca en forma de comida con tal de alcanzar cierta plenitud, o se ingiere un yogurt o fruta en todo el día.
La etimología de la palabra anorexia nos remite a " hambre de nada".
El requerimiento para la persona que sufre anorexia es de orden físico, pero no desea comer. La enfermedad se manifiesta en la rebeldía de no comer, representando un punto de llamada de atención a los padres y amigos, no siéndolo para la propia persona ya que lo interpreta como normal, sin tener conciencia de la enfermedad.
En fin, es una señal que nos indica que algo está sucediendo y que las cosas, por tanto, no marchan bien. Entre los síntomas que encontramos en la anorexia, teniendo en cuenta que una anorexia no es igual a otra, tenemos la amenorrea (pérdida del ciclo menstrual), poliuria (exceso de orina por la cantidad de líquidos ingeridos), la pérdida del tejido adiposo (abdómenes hundidos, piernas y brazos esqueléticos), hipercolesterolemia (colesterol excesivo), insuficiencia cardíaca, el descenso del nivel de potasio. La descompensación electrolítica puede llegar a provocar un paro cardíaco.
Por contra, la etimología de bulimia nos dirige a "hambre voraz". No se trata de hambre física, siendo lo único que sí se presenta en la anorexia, sino hambre de otra cosa y manifestándose en la persona bulímica deseo de comer.
Se produce una excitación previa que le lleva a la elección de alimentos a ingerir, ricos en calorías y faltos de proteínas, y posteriormente se registran los llamados atracones, que son episodios de ingestas rápidas, de forma compulsiva, en grandes cantidades y dentro de un descontrol importantes.
Se enmarcan dentro de un ámbito de privacidad y de soledad. Ésta es cómplice de la bulimia. La soledad permite que la persona acuda a los atracones, tomando conciencia después de lo sucedido y cargando con un fuerte sentimiento de culpa, y que la obliga a expulsarlo, donde se evacúa también la culpa.
Aquí es donde tienen lugar las purgas, para poderse aliviar de la angustia y de la culpa: así aparecen en juego los laxantes, los vómitos, diuréticos y enemas.
Es necesario destacar que no se trata de calificar de bulímicos a la totalidad de las personas que comen por encima de su hambre, incluso sin hambre, o que siempre tienen hambre. La bulimia no es la gula ni la manía de picotear entre horas, aunque en el lenguaje corriente se utilice esta expresión. Los bulímicos pueden estar durante periodos sin hacer ni una comida, se trata de pacientes muy diversos, pero que se puede resumir como que en un momento dado se lanzan a comer cualquier cosa, sin poder pararlo, sin contenerse, de todo lo que está a su mano porque es más fuerte que su yo.
El malestar físico se va a centrar en la bulimia en la amenorrea, en la pérdida del esmalte dental - incluso de los dientes-, la piel amarillenta, trastornos del esófago y del tracto digestivo; y por fin, el signo de Russell que son callosidades en los nudillos de los dedos - por provocarse el vómito -. El riesgo mayor se presenta en la práctica simultánea de varias técnicas purgativas, combinadas incluso con el ejercicio físico. Dichas purgas provocan una eliminación importante de sales en el vómito, en las heces y orina.
La mortalidad es importante, veinte por ciento, se da por inanición y por la descompensación electrolítica. Igualmente que en la anorexia, su incidencia es más fuerte en las mujeres que en los varones. Los trastornos de la alimentación no aparecen con frecuencia en estado puro, es decir, no existe una anorexia o bulimia pura.
En una misma persona se pueden registrar episodios tanto anoréxicos como bulímicos. Por lo expuesto hasta ahora, estos trastornos implican ir más allá de pensarlas como de origen orgánico, para poder introducirnos en el campo psicológico, dado que tanto en la bulimia como en la anorexia existe una distorsión de la imagen corporal; hay una discordancia entre el cuerpo biológico y la representación mental del cuerpo.
* Las etapas de evolución de la líbido:
Freud desarrolló entre sus teorías, las etapas de evolución de la líbido, comprendidas en cuatro etapas que se estructuran esencialmente en los primeros cinco años de vida. Ellas son:
- Etapa Oral 1º año de vida
- Etapa Anal desde los 15 meses hasta los 3 años (desde que el niño comienza a caminar, algo de la etapa anal se estructura)
- Etapa Fálica desde los 3 años hasta los 4 ó 5
- Etapa Genital desde los 4 ó 5 años (en esta etapa se unifican las pulsiones anteriores)
- Luego viene la etapa de latencia, previo a la etapa escolar, donde lo sexual parece salir del foco de interés del niño y desvía su líbido hacia el campo del aprendizaje.
Así hasta llegar a la adolescencia (12-13 años), con la maduración sexual biológica, que se complementará e integrará con la maduración psicológica, alcanzando la maduración sexual definida, la genitalidad madura, la identidad de género.
Muchas veces, alguna de estas etapas se atraviesan con dificultad, provocando lo que se llama un punto de fijación importante en alguna de ellas.
Los trastornos alimentarios tienen, desde este enfoque psicoanalítico, su punto de fijación predominante en la etapa oral, por ello se habla de un carácter oral.

* Características del carácter oral:
- Tienen como eje de interés todo aquello que puede llevarse a la boca. Es el primer modo de conocer todo lo que está fuera del sujeto (mundo), aprehenderlo e incorporarlo (comida, pecho mama, objetos, etc.). Sirve también como órgano para morder, devorar, etc.
- Carácter dependiente, ávido de afecto, de reconocimiento y aceptación. Agresivo, exigente a tiránico cuando se siente frustrado ante sus demandas (berrinches).
- Puede tener carácter agresivo, tiránico sobre los objetos amados y demás relaciones interpersonales.
Básicamente, la fijación en esta etapa por medio del trastorno alimenticio, es la traducción de una falla en el vínculo madre-hijo en los primeros años de vida, y se entiende como un trastorno en la estructuración narcisista.
Esta falla en la estructuración narcisista, luego se expresa en una alteración en la imagen corporal del sujeto, es decir, que la imagen de su propio cuerpo es sentida por la persona de forma inadecuada o conflictiva.
* Características grafológicas generales:
- Óvalos pinchados o muy abiertos en la parte superior
- Renglón con inclinación hacia abajo
- Letra infantil (punto de la I como círculo)
- Bucles amplios o con inflamientos en la 2º y 3º zona
- Letra redonda (temperamento linfático) apoyada
- Distribución deficiente de blancos en la página (espacio entre líneas, letras o palabras, márgenes)
- Falta de rasgos de originalidad. Se trata de escrituras monótonas, o regulares, o uniformes en tamaño, o bien imprenta redonda, o caligráficas simples. No hay dinamismo gráfico, uniones rápidas o ágiles.
- Guirnaldas mas bien anchas y/o arcos de buena forma.
- Presión desigual
- Velocidad pausada a lenta
- Distorsión de la imagen corporal (dibujos en forma fantasmal o esquemática)
- Presencia de alimentos en los test (bocas abiertas, sucias, con lenguas)
- Deficiencia en la concentración.
- Adosamientos (relación de dependencia, rebeldía con la figura materna, ansiedad y angustia)
- Inclinación vertical (necesidad de autocontrol de sus emociones, dificultad para soportar presiones)
- Inclinación invertida (apego a la figura materna y a los lineamientos familiares, necesidad de aceptación)
- Torsiones en zona inferior y en zona superior (por dificultades en ciclos menstruales y posibles problemas hormonales)
- Barras de T inclinadas hacia abajo
- Coligamento y gesto tipo predominante: arcadas, bucles (arcadas por personalidad a la defensiva, ocultando intenciones y acciones)
- Letras y palabras ilegibles, para ocultar sus comportamientos alimenticios, manteniendo un mensaje no de todo claro para poder sostener sus apariencias.
- Cambios de estilo en la b y la d, e inclinación variable (falta de sentido de identidad, importancia del óvalo y el hampa)
- Jambas cortas que no se unen a la letra siguiente.
- Signos de dificultad para establecer relaciones íntimas afectivas, dificultad para sentir el placer.
- Reenganches, como representante de su inmadurez, inmadurez motriz.
* La letra adosada:
Indica aprehensión intelectual y afectiva. Aún en grado no elevado, quien tiene este rasgo, está excesivamente preocupado por sus deducciones y no llega a determinarse porque siempre tiene miedo a equivocarse. No analiza la realidad y los problemas de una forma objetiva y serena sino, por el contrario, prevalece su ansiedad. Vive en un estado de preocupación obsesiva que no le permite demasiada lucidez. Puede tener una gran inteligencia, pero ello no se traduce en el fruto correspondiente, le resulta válida sólo en el ámbito del aprendizaje, porque después carece de seguridad en sus juicios y conclusiones. No llega a tomar determinaciones o resoluciones.
Tiene la psicosis del peligro y el mal, que condiciona sus estados de ánimo, su forma de ver, pensar y, por sobre todo, de juzgar.
* Torsión, óvalos abiertos abajo, temblor, tachaduras, gestos innecesarios, adosados, brisados:
Todo ello lleva a una restricción intelectual, psíquica y afectiva. Esta restricción es como un gesto instintivo de encogimiento, con el que protegerse y defenderse ante todo lo que le incumbe. Se ve arrastrado a la tristeza, a la melancolía permanente, a estados extraños de humor, susceptibilidad e irritabilidad, tiene una visión pesimista de la vida, escasa fe en sí mismo y en los demás; se deprime fuertemente ante las dificultades y los fracasos. Sufre en alma y cuerpo, se abate excesivamente cuando falla.
Hacer un diagnóstico certero requiere, además de un exhaustivo examen de la letra, la realización de otras pruebas como el dibujo de la figura humana y de un árbol. Y es que, por lo general, quienes padecen algunos de estos trastornos dibujan árboles con troncos muy delgados, pero de hojas frondosas, y figuras humanas con cuellos muy delgados, sin manos o con estas escondidas, a la vez que ponen bocas herméticas.
* Dibujo de la figura humana:
Son dibujos que, como responden a niveles evolutivos menores, carecen de proporción y armonía. Aparecen formas infantiles como si fueran dibujos de niños o adolescentes, aún cuando la persona es adulta.
En el dibujo de la figura humana el sujeto se grafica con una apariencia física que no coincide con la suya; así vemos un dibujo de una persona muy delgada cuando quien lo grafica posee una contextura con sobrepeso, y viceversa. También aparecen reforzamientos en el área de la boca, pueden sombrear o reforzar de alguna manera ese sector, al igual que el cuello y alguno de los dedos de la mano. Pensemos que estas áreas están directamente relacionadas con los trastornos alimenticios.
De esta manera podemos tener información acerca de los sentimientos de la persona, respecto al medio ambiente, su habilidad para adaptarse, el criterio, objetividad y forma en que se relaciona con los demás, además del autoconcepto o imagen corporal respecto a su propio cuerpo.
- Cabeza: Indica cómo la persona evalúa la realidad. El equilibrio entre la fantasía y el pensar.
Una cabeza grande nos indicará un exceso de fantasía o búsqueda en lo intelectual como fuente de satisfacción.
En conjunto permite inferir cómo la persona se comunica con los demás, con confianza o no, con receptividad o no. Por ejemplo: quien dibuja ojos cerrados o sin pupilas que permitan ver lo que sucede en su entorno; quien hace ojos ennegrecidos, desafiantes que transmiten mirada de desconfianza o agresividad.
- Cuello: Indica la capacidad para controlar sus impulsos.
Cuando falta el cuello: no hay buen control de impulsos afectivos o sexuales. Cuello: pequeño: bloqueo y negación de lo que el sujeto siente.
- Vestimenta: Debería ser acorde a la edad, cultura e idiosincrasia del sujeto.
- Hombros: Nos da cuenta del sentimiento de fuerza básico. Es la fuerza que el sujeto cree tener frente a las cosas que tiene que resolver o enfrentar.
Cuando los hombros están muy destacados, indican un sentimiento de superioridad que, en realidad, compensa a otro de inferioridad.
- Brazos: Representan la expansión o dificultad que la persona tiene para afirmarse frente al ambiente.
Los brazos son una estructura que hace posible la comunicación, pero las manos son las que concretarán el encuentro y el contacto con el otro. Así, muchas veces tenemos brazos sin manos; esto significa que la posibilidad de comunicarse está, pero que el sujeto no la puede utilizar.
Cuando los brazos son demasiado largos y están alejados del cuerpo, implican ambición, deseos de expansión, pero que se maneja agresivamente.
- Manos: Es importante que estén diferenciados la palma, el dorso, los dedos. Si los dedos no están bien desarrollados o diferenciados de la mano, implica que los vínculos se establecen de una manera inmadura y poco discriminada.
- Piernas: Permiten ver cómo la persona se afirma en su ambiente. Si son cortas: sentimientos de inhibición, impotencia, y un menor nivel de actividad y afirmación personal.
- Pies: Deben estar presentes porque simbolizan la estabilidad y seguridad personal sobre el ambiente.
- Tamaño del dibujo: Es el nivel de autovaloración que se ejerce sobre sí mismo. El tamaño normal para un dibujo es de media página. Cuando el dibujo es muy grande: fuerte personalidad que necesita expandir y ejercer cierto dominio o tener reconocimiento del ambiente.
- Trazo: Es como una división entre el mundo externo y el interno. Lo ideal sería que existan trazos continuos de buena coloración y presión. Cuando el trazo está interrumpido o debilitado: algún grado de vulnerabilidad entre el Yo y el ambiente.
* El test del árbol:
El test del árbol es un test proyectivo de la personalidad profunda a través de sus distintos contenidos iremos explorando áreas de la personalidad.
Es una técnica muy utilizada tanto en la práctica clínica como en la práctica laboral.
Los contenidos que se analizan en el test son los siguientes: el tronco, la copa, las ramas, el suelo y otros elementos accesorios que a veces aparecen; veamos que significan:
- El tronco: nos da cuenta de los aspectos más concientes del psiquismo. Nos permite evaluar la estabilidad emocional, como se siente actualmente la persona, la fortaleza de su yo y el aquí y ahora de su personalidad. El tronco es el que sostiene el árbol.
- La copa: Representa la vida mental las fantasías, la riqueza o no de la imaginación, como la persona concibe a la realidad.
- Las ramas: Conforman dos cuestiones: la capacidad para establecer vínculos y la modalidad de las relaciones con los otros; pero también la capacidad de la persona para obtener del ambiente aquello que necesita.
- El suelo: Representa la realidad, el piso en donde uno se instala.
Todos estos elementos deben estar presentes en el dibujo de un árbol. La ausencia de uno de ellos, indicaría la carencia en esas áreas.
La problemática psicológica de la anorexia y la bulimia gira en torno al concepto de “sí mismo”, “quién soy y cuánto valgo” son las preguntas básicas que el sujeto no puede terminar de elaborar.
La autoestima y la imagen de sí mismo, son estructuras que no vienen con nosotros al nacer, sino que se deben ir desarrollando, y es en estos trastornos alimentarios en donde ha habido una falla en esta elaboración.
Tanto la anorexia como la bulimia son síntomas, con lo cual no implican una determinada psicopatología de base, ni tampoco es específico de una patología. Más bien, se apoyan sobre personalidades de a-dicción; si descomponemos la palabra, tenemos que la "a" es un prefijo de negación , y dicción convoca al decir. Entonces, pues, a-dicción se convierte en lo "no dicho", de lo que aún no se han puesto las palabras, de lo que falta por decir y que la anorexia y la bulimia taponan a través del cuerpo. En fin, que hablan a través del cuerpo.
En cambio, lo más profundo, es que también son sostenidas a nivel familiar y de una forma sutil, no consciente y de una forma muy decidida. Podríamos decir que es un síntoma que alguien padece y soporta para cierto sostén familiar. Se debe aceptar como trastornos que se originan en el núcleo familiar, y que actúan como síntoma de conflictos internos solapados, de tensiones en las relaciones paterno-filiales.
Desde el lugar de los padres, es conveniente contener a la persona enferma, intentar comprender lo incomprensible, transmitirle afecto y acompañarle en este trance de su malestar, invitándole a conocer, a través de profesionales de la salud, qué le sucede, y convocarle a deseos de vivir. Se trata de compartir sus cosas, sus desalientos, sus problemas, sus afectos y desafectos e intentar, junto con la ayuda profesional, restablecer los vínculos destruidos, para poder conectarse de nuevo a la vida que les queda por sentir.

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